Ciudad de reyes y supervivientes
Todos la misma cosa
Ciudad de uno mismo para uno mismo por uno mismo para todos
Y PARA ELLA
Ciudad.
A tí nuestros esfuerzos diarios.
A tí nuestra rutina.
A tí los pasos que damos.
A tí la ropa que llevamos.
A tí los pensamientos, a tí el arte la inspiración.
A tí, motor,
Diosa Ciudad
A tí nuestra propicia soledad y por ti.
a vosotros, grandes que os levantáis todos los días, que limpiáis aceras, vendéis comida, encendéis lavanderías, atendéis el hambre, o la gula, venceis el sueño, resistís el frío, seguís caminando, buscáis poder, sobrevivís...
A la dura tarea de creer en uno mismo, en una misma.
Bajo todas esas sombras vigilantes de fálica forma según Saúl Williams.
A todas y todos
Vosotros y vosotras
Grandes Trabajadores
de la Gran Ciudad.
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¿qué tendrán de babilónico estas grandes ciudades que quizá por bellas y también por inhóspitas nos invitan a reflexionar sobre cierta condición...? aunque ahora que lo pienso quizá sea por lo pequeño que uno se siente en ellas, y por la necesidad de reafirmar nuestra menudencia en un mundo poblado de urbes cuya estridencia ahoga la melodía de nuestros nombres...
ResponderEliminarSupongo que hay mucho que aprender de esa pequeñez...que de verdad se siente...físicamente...
ResponderEliminarNuestros nombres ahogados....eso me gusta...es real aquí. Muy real.
No hay nada más grande que un corazón humano. Ahí cabe todo, y todo es pequeño y grande a la vez. Y en un corazoncito abierto, NY es Who-ville flotando en una mota de polvo...
ResponderEliminarNew York es Who-Ville totalmente....
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